Estación de Atocha

Da un paseo por la estación de Atocha y verás plantas tropicales y tortugas, además de los trenes que salen.

La más antigua, la más importante, la más concurrida y la más verde: hablamos de Atocha, la estación de tren que se ha convertido en una importante atracción turística de Madrid.

A un paso del Museo del Prado, el edificio que alberga la estación de Atocha es una obra maestra de la arquitectura que combina eficazmente las soluciones modernas con el encanto romántico de los primeros ferrocarriles.

No le costará reconocer el inconfundible toque de Gustave Eiffel, autor de la famosa torre que lleva su nombre en París, pero otros importantes ingenieros y arquitectos han contribuido a lo largo de las décadas a hacer especial esta estación.

La enorme estación, por la que pasan unos 15 millones de pasajeros al año, está dividida en dos zonas distintas: la nueva estación, donde llegan y salen los trenes, y la antigua, que alberga oficinas, tiendas y un extraño jardín tropical.

Ven a refrescarte, a ir de compras, a tomar un café o, por qué no, a subirte a un tren que te lleve a tu próximo destino. Al fin y al cabo, las verdaderas estrellas de cada estación son los trenes.

Trenes con salida desde Atocha

Atocha es uno de los nudos ferroviarios más importantes de España: desde aquí parten todos los trenes de larga distancia y alta velocidad, los regionales (red de Cercanías) y el metro ligero (ML1) hacia el aeropuerto de Madrid-Barajas. Desde la estación de tren se puede acceder a la estación de metro Atocha-Renfe (L1).

Desde Atocha también hay dos trenes muy especiales, de especial interés para los turistas:

  • Tren de Cervantes: recomendado para los amantes de la literatura, tiene como destino Alcalá de Henares, la ciudad natal de Miguel de Cervantes, famoso autor del Quijote.
  • Tren de la fresa: un tren romántico con encanto nostálgico: consta de una locomotora de vapor original de mediados del siglo XX, dos vagones de 1960 y cuatro vagones construidos entre 1914 y 1930. Su destino es Aranjuez, al igual que el primer tren que salió de Atocha.

Jardín de Atocha

Es bastante inusual que la gente decida pasar un tiempo dentro de una estación, que normalmente sólo se consideran lugares de paso, pero Atocha es un caso especial.

¿Cuál es la razón por la que viene tanta gente de Madrid aunque no tenga que coger ningún tren? En el interior de la estación de Atocha hay un jardín botánico permanente, creado en el espacio de las antiguas vías.

Miles de plantas, entre ellas palmeras, plantas acuáticas y plantas exóticas, crecen dentro de la estructura de vidrio y acero de la estación. También viven aquí varias especies animales: las tortugas de la Estación de Atocha se han hecho famosas.

Con su temperatura constante de alrededor de 24 grados, el Jardín de Atocha es un refugio ideal contra el calor abrasador de la ciudad en los meses de verano o una inusual nevada en invierno.

Atracciones en los alrededores de Atocha

Fuera de la estación de Atocha, en medio de una rotonda, se encuentra el Monumento a las Víctimas del 11 de marzo de 2004, inaugurado exactamente tres años después del atentado.

El monumento es una cúpula cilíndrica de cristal de 11 metros de altura cubierta en su interior por una capa de etfe, un material ligero y transparente que permite el grabado. En la capa de efte se grabaron mensajes de solidaridad de la población en memoria de las víctimas del trágico suceso.

Después de presentar sus respetos a este conmovedor monumento, puede caminar hacia las principales atracciones turísticas de la ciudad.

A los tres grandes museos de la ciudad, el Prado, el Museo Nacional Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornesmiza, se llega fácilmente subiendo por el llamado Paseo del Arte. No muy lejos está también el Parque del Retiro, pulmón verde de la ciudad, y el animado y multiétnico barrio de Lavapiés.

Dato interesante: un poco de historia de la estación

La estación de Atocha se inauguró el 9 de febrero de 1851: en aquel momento era un simple andén de madera, construido para facilitar el embarque y desembarque de pasajeros en la segunda línea ferroviaria de España, que conectaba Madrid y Aranjuez, municipio de la Comunidad Autónoma de Madrid conocido por sus palacios reales y jardines.

Las primeras obras de ampliación se realizaron entre 1865 y 1892, dirigidas por Alberto del Palacio Elissagne con la colaboración de Gustave Eiffel, y de esta época data una de las particularidades de la estación, la cubierta de la nave principal. Con 158 metros de ancho, 48 de largo y 27 de alto, es una de las imágenes simbólicas de Madrid.

Entre 1984 y 1992 se realizaron nuevas modificaciones bajo la dirección de Rafael Moneo, uno de los más importantes arquitectos españoles contemporáneos.

Se llevaron a cabo nuevas e importantes renovaciones tras el atentado que dañó gravemente la estación en 2004, en el que murieron 191 personas y otras 1800 resultaron heridas.